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lunes, 12 de octubre de 2009

Leer es anti-natura

Tal vez suene un poco fuerte decir anti-natura, pero lo es. Leer no es una operación para la que el hombre esté preparado naturalmente desde nacimiento.

El argumento para decir que leer es anti-natura es que, aunque pareciera lo contrario, para leer debemos entrenar nuestros ojos y cerebro; leer requiere de coordinación motriz y sensorial y de una gran capacidad de abstracción de conceptos. Es algo que cuesta trabajo y años de práctica, al igual que su actividad hermana, la escritura, y llegar a hacerlo bien no es nada sencillo.

Para ejemplificar esto pensemos un momento en nadar. La operación de nadar es, casi por definición, un aprendizaje que se hace en un medio adverso para el hombre, el agua, en el que, tal vez por instinto de superviviencia logremos mantenernos a flote. Pero para nadar rápido, o bien, o sin agotarnos o ahogarnos, se aprenden una serie de técnicas que deben ser practicadas. Estas técnicas no son naturales (no nacemos sabiéndolas), son conductas socialmente aprendidas y transmitidas a través del esfuerzo y condicionamiento de innumerables generaciones (de personas que lograron no morir ahogadas, por supuesto): sería natural dar chapotazos, como los perros, pero el nado estilo mariposa o el estilo libre o crawl son claramente constructos sociales artificiales.

Claro, tener el ansia y capacidad de aprender es muy natural, es inherente al hombre, pero es tan factible que uno aprenda a disparar bazookas como a tejer en punto de cruz; leer no tiene nada que ver en el ansia y capacidad de aprendizaje humano. Hablar, aunque esto está discutido entre los lingüistas, también nos es natural (aquí hay problemas de orígenes de lenguas y de otras cosas en los que no me adentraré). Pero el concepto de plasmar el lenguaje por escrito (crearlo desde grafías que lo expresen, pasando por reglas gramaticales de construcción sobre abstracciones, hasta asignarle a los procesos de escritura y lectura un valor que va más allá de su simple existencia (arte, literatura)) para que otros lo puedan leer, es, en definitiva, un constructo social que se aprende y que hay que enseñar a cada nueva generación, esperando, claro, que mejoren el proceso.

Un último ejemplo: pensemos en las matemáticas. Claro que contar es natural (puesto que la necesidad es vital), pero el que este símbolo: 4 signifique que hay cuatro (||||) de algo, lo que sea (una abstracción total), es pura y simplemente social, y hay que enseñárselo a cada nuevo ser humano [pensemos en aquella sociedad del Amazonas que sólo conoce tres números: uno, dos y muchos].

En resumen: a leer se aprende gracias a alguien más, y si se deja a un niño que no sabe leer solo en un cuarto lleno de libros durante años, por más que estos contengan las mejores obras de la literatura universal en todos los idiomas del mundo, y por más que el niño tenga el ansia de aprender, nunca logrará descifrar el código en el que la convención social dictó que fueran escritos.

En omegar.org

1 comentario:

Mònica B. dijo...

Cuanta razón!
Debemos enseñar a nuestros hijos dando ejemplo,que nos vean leer.
Como dice Pennac,"no se nace siendo lector, pero tampoco no lector", y si el entorno es propicio...
Hace pocos dias colgué un post con un mensaje parecido al vuestro.

Saludos

Mònica
http://phobos.xtec.cat/ceipmdremei-alcover/biblioteca/2009/10/05/ser-lector

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