Nadie ignora la enorme riqueza poética de Andalucía. Todos recordamos los nombres de Luis de Góngora, Gutierre de Cetina, Gustavo Adolfo Bécquer, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Antonio Machado, Manuel Altoloaguirre, Vicente Aleixandre, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Manuel Machado. La tierra andaluza tiene grandes poetas clásicos. Los contemporáneos no desmerecen en nada a sus ancestros. Nuestra antología Poesía viva de Andalucía, que reúne a casi trescientos poetas, da una amplia muestra de la alta calidad con la que, en este momento, se escribe en Andalucía. Aquí presentamos una breve selección de la antología que preparamos Raúl Bañuelos, José Brú, Ramsés Figueroa y yo mismo, que también se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara como parte del homenaje a Andalucía.
Igualmente, ha sido presentado en Córdoba el libro antológico correspondiente al cuento, testimoniando la mejora de una asignatura pendiente de la literatura andaluza: la narrativa.
Una de las aportaciones de la antología es la calidad de la representación femenina a la que se otorga una merecida presencia no ya sólo como autoras, sino como protagonistas de la visibilidad femenina y feminista en los poemas. Recogemos aquí tres poemas de poetas cordobesas que testimonian su imagen de mujer: Ángeles Mora, Isabel Pérez Montalbán y la propia Balbina Prior.
Yo, feminista, en un concierto
Ángeles Mora
A Teresa Gómez
Cuadros para una exposición de Moussorgski
juegos de cartas de Stravinski
(intermedio de las mil y una noches de Strauss)
que hoy puedo ya oír la música en vaqueros
dice mi amiga —digo— que a fin de todo y cuentas
las mujeres no existen
sino
como apresuradamente sucias o amorales
—pero tan temblorosas por el frío—.
(Aunque, niño, por verte
la punta del pie
si tú me dejaras
veríamos a ver...)
Salvo que allí soñada y en la fila
de al lado, con Moussorgski
trucándole las cartas a Stravinski
cómo decir a voces que te quiero:
si nadie habla en voz alta
en un concierto.
Ángeles Mora. Rute, Córdoba, 1952. Escribe poemas que se suman a la tradición de la fina poesía andaluza, con su agregado de ironía. La mayor parte de su obra tiene temática amorosa.
Izquierda/ derecha
Isabel Pérez Montalbán
Compañera, hora en llamas:
A la derecha de Dios, las mujeres
A la derecha de Dios, las mujeres
con bella manicura, los banqueros
jugando al golf con palos enemigos.
A la izquierda, los niños, las termitas,
el oro falso, la vida en cupones
de riqueza aplazada. Nunca es tarde.
No hay más que fe en el centro.
El centro es Dios cansado y aburrido
de esconderse y estar siempre tan solo.
Dicen que ya no existe la hojarasca
cubriendo los caminos de otro mundo.
Pero la gente espera y compra suerte,
hora en el veneno de las horas.
Y mientras, el infierno sigue abajo,
la derecha construye un cementerio,
y la izquierda, un eclipse de emergencia.
Qué frágil y pequeño el pesebre del hombre.
Isabel Pérez Montalbán. Córdoba, 1964. Tiene siete libros publicados. Su poesía va desde la lírica más honda hasta el registro de acontecimientos sociales e históricos, de una manera lúcida y reveladora.
Una Oficina Propia
Balbina Prior
A Virginia Woolf
Nuestra tarea no es ya recolectar madura fruta
con trampa mortal que se muerda.
Ahora que en la casa dejamos atrás las naves hundidas,
sin olvidar la flor en el cabello
que nos perfuma desde generaciones,
no seremos más
púgiles en un ring sexual de barro,
superdotadas para el teatro del amor,
aficionadas al abalorio antes de iniciar la pubertad,
al ritual de cuerpos engastados en aceites nocivos
para que resbalen todas las enemigas.
No soy cobarde si eso me llaman,
No soy cobarde si eso me llaman,
desafío las etiquetas pasajeras de verde disputa
y negro fango, y no gritéis al viento parciales victorias,
si quisiera también hubiera ascendido
por el puente de plata que al deseado trofeo conduce.
Pero si frotamos bien el siglo Veintiuno,
nos permite formular un único sueño:
Él ya no será más mi oficina.
Él ya no será más mi oficina.
No será su cuenta bancaria,
ni una VISA ORO, corazón de plástico en su cartera,
el ansiado puesto de trabajo.
Él nunca más será nuestra oficina,
el sólo tragaluz para un sótano sombrío,
la única hiedra por la que escalar
el muro a un despacho propio.
Si aún queréis zurcir, cosed líquido valor a vuestras hijas,
en un top Delacroix de pecho desnudo y caminad, caminad.
De Frágil Sinfonía
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