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domingo, 9 de noviembre de 2008

¿ Leer adelgaza ?

Un estudio canadiense (vía Bloc-notes) demuestra que leer, a pesar de ser una actividad sedentaria, no correlaciona con la obesidad, algo que sí ocurre con ver la televisión o usar el ordenador. Si la persona dedica un tiempo significativo de su ocio a ambas actividades, aumentará su tendencia a la obesidad. Por el contrario, las horas dedicadas a la lectura no se asocian al aumento de peso.
No en balde Juan Cueto ya hace mucho tiempo que culpó a la wikipedia de su sobrepeso. Las voluminosas enciclopedias que consultaba antes le hacían levantarse y vérselas con su considerable peso, pero la enciclopedia que es internet no da lugar más que a permanecer sentado horas en el mismo sitio sin ni siquiera desentumecer los músculos.
Y eso sin contar la posibilidad de la biblioterapia que puede servir para cualquier enfermedad como para la obesidad. Así hay quienes afirman que jóvenes inmersas en un plan de adelgazamiento consiguieron mejorarlo con la lectura de una novela adecuada.
Lástima que no pueda recordar otro estudio que viene ahora al pelo en el que se aseguraba que escribir adelgazaba, y que cito muy a menudo. La idea no es exactamente así: no toda escritura adelgaza. En la investigación se sometieron a planes de adelgazamiento personas que escribían una especie de diario, frente a un grupo que no lo hacía. Las personas que escribieron consiguieron aventajar en pérdida de peso a las que no lo hacían. La conclusión forma parte de las técnicas ya conocidas para adelgazar ya que algunos expertos aconsejan escribir un diario en el que se enumeren las comidas del día. Parece ser que el ejercicio de escribir -y releer- hace a la persona mucho más consciente de la realidad y consecuentemente, cambia su actitud -comer como toda adicción lleva a mentirse a uno mismo-. No en balde la escritura es siempre una forma de estructurar nuestro pensamiento completo por su capacidad de fijación, que no proviene sólo de su carácter físico visual, sino de las operaciones mentales que acarrea. Cabría incluso apuntar que es más fácil mentirse hablando que escribiendo.
Ya vimos que internet consume más áreas cerebrales que la lectura convencional. Pero si esa navegación se produce sentado y clavado en una silla frente a la pantalla, no es de extrañar que el consumo calórico no esté a la altura. Resulta curioso pensar que la ergonomía que hoy adjudicamos a internet es la que tradicionalmente se adjudicó a la lectura burguesa: sentado frente a una mesa de escritorio sin moverse frente a un sagrado libro abierto (hoy: pantalla). La naturaleza del libro actual -más barato, vulgarizado y hasta de bolsillo- y la del lector moderno -sin escrúpulos para leer en cualquier sitio, con cualquier postura y haciendo malabarismos con las hojas- permiten una lectura más dinámica. Como la que permiten los ipod, los lectores digitales o los móviles.
Todo ello nos lleva a suponer que la lectura internauta adelgazará como lo hace su pantalla y que lo mismo que los ordenadores de gruesos tubos catódicos fueron reemplazados por escuálidas pantallas de plasma, LCD, display, TFT... asimismo, adelgacen las personas que los usan, que con artilugios más manejables podrán mover y ser movidos a cualquier sitio. ¿Las pantallas delgadas adelgazarán a las personas?

Fuente foto: Espegizmo.


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Prohibido leer este artículo.

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