El caso es que entre tanto libro uno si no acaba tonto, al menos termina loco. Por eso lo mejor es poner orden, como estas fajas que sirven de etiqueta y en las que podemos anotar los datos de nuestros libros (fuente: Compradicción). Tal vez así consigamos ordenar nuestra biblioteca familiar y de paso, impedir que nuestros malditos amigos se queden con los libros prestados.
Siempre es difícil encontrarle sitio a los libros. Aunque en bookshelf pueden hallarse todas las estanterías del mundo, esta la encontramos igualmente en Compradicción y tiene como particularidad que los libros se colocan en perchas, como si fueran los pantalones o la falda.
No sólo los libros dan problemas, también las revistas. Pues se acabaron los problemas. Aquí tenemos (vía: Neatorama) la mesa en la que el revistero aparece incrustado.
Sí, sí, como lo ven. Y tiene espacio para tres revistas a ras del tablero.
Aunque la mesa siempre se ha prestado a la charla, nada mejor que algunos recursos para despertarla o evitarla. Como estos platos (vía: Compradicción) cuyo mensaje no podrá ser leído hasta que te termines la sopa (usa servilleta, dice).
Incluso tenemos posavasos muy letrados (ya hablamos en otro resumen hasta de manteles escritos).
Para sorprender a nuestros invitados, podemos sacar uno de estos falsos libros (y hay para usos decorativos muy variados, no solo como caja de bebidas; fuente: livros e afins).
Hala, a brindar, que bien lo podemos hacer también en esta barra de bar bibliotecario (fuente: Imatges i paraules).
Y es que la decoración alfabética da buena imagen, como estos cojines de scrabble con los que podremos jugar a lo grande.
Y si lo nuestro es ser la visita, podemos impresionar a nuestros anfitriones con alguno de estos tatuajes para bibliotecarios que dejan huella (no sólo en la piel; fuente: livros e afins).
Si además eres mujer, podrás impresionar con tu bolso literario, disponible con portadas y nombres de grandes autores (fuente: Compradicción).
Pero lo que más llama la atención siempre es el título del libro que estás leyendo. Si quieres espantar a los curiosos que se inclinan para ver la cubierta, puedes dejarlos KO con estas falsas cubiertas que llevan títulos tan disparatados como Liposucción, hazlo tú mismo, El valor nutricional de los mocos, Cómo superar la ninfomanía, o Cómo echar a tu hermano de casa (el ejemplo de la foto; fuente: Cuarto derecha).
Y aunque suele decirse que está feo hablar de estos temas en la mesa, no podemos olvidar el revistero portarrollos de papel higiénico para el baño. Cada papel tiene su papel. ¿Me explico? Así ya no se usa el periódico para lo que no es debido (fuente: Compradicción).
Pero el libro sigue siendo el libro y para que no falten puntos de lectura aquí tenemos estos de Shakespeare con todo su drama.
Y si el drama es tan grande que debería hacernos llorar pero no nos sale, nada mejor que estas lentillas con lágrimas falsas para que no nos tachen de incultos o insensibles.
Y si ya lloramos tanto que hasta duele, pues lo mejor son las tiritas, tiritas con onomatopeyas de cómic con las que da gusto cubrir heridas (fuente: Neatorama).
Para ir hecho un cromo, vamos.
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