Rafael nació en Sevilla en el seno de una familia noble. Durante su juventud tomó contacto con varios autores del grupo del 27, razón por la que se le ha adscrito a esta generación, poniendo sobre todo de manifiesto la clara influencia de la poesía popular de Andalucía y del estilo lorquiano. Tras la Guerra, continúa en el mundo de las variedades y el espectáculo hasta que la llegada de la influencia musical extranjera anglosajona hace que la copla sufra una gran crisis y con ella, las obras de tríos como el que él formó con otros dos grandes: Quintero, León y Quiroga.
Desde hace algunos años, intelectuales andaluces y de otros lugares de España y el mundo, reivindican la importancia y el valor cultural de la copla andaluza y particularmente de estas composiciones de Rafael de León que tiene sin lugar a dudas un puesto inexcusable en la formación de nuestra sensibilidad. Así lo han reconocido también cantantes como Serrat, Sabina, o más jóvenes, como Bisbal, que han interpretado sus canciones en alguna ocasión. También las posteriores generaciones de cantantes de copla como Carlos Cano, Pasión Vega o Martirio han rendido tributo a este prolífico letrista que, sin saberlo, todo el mundo ha escuchado en alguna ocasión.
Aunque la mayor parte de sus composiciones son romances, Rafael cultivó formas clásicas de nuestra literatura, como el soneto, del que ofrecemos aquí una muestra:
Decir "te quiero" con la voz velada
y besar otros labios dulcemente,
no es tener sed, es encontrar la fuente
que nos brinda la boca enamorada.
Un beso así no quiere decir nada,
es ceniza de amor, no lava hirviente,
que en amor hay que estar siempre presente,
mañana, tarde, noche y madrugada.
Que cariño es más potro que cordero,
más espina que flor, sol, no lucero,
perro en el corazón, candela viva...
Lo nuestro no es así, a qué engañarnos,
lo nuestro es navegar sin encontrarnos,
a la deriva, amor, a la deriva.
Desde la llegada de la autonomía, la reivindicación de la cultura cuyas raices se encuentran en nuestra tierra ha hecho que personajes famosos como Carlos Herrera o Antonio Burgos hayan defendido públicamente en los medios de comunicación una dignificación de la copla andaluza en general y de Rafael de León en particular, como parte innegable de nuestra cultura tradicional. Entre las páginas web que recogen obras del maestro, se encuentra precisamente la de Antonio Burgos, en la que recopila todo tipo de enlaces sobre Rafael de León: vida, obras, letras, audios... y solicita que se comunique todo lo que se conozca (así que ya sabéis, si conocéis alguna página que no recoge, comunicadlo).
No es necesario ser un aficionado a este tipo de música para ser un admirador de monumentos como Ojos verdes o Tatuaje, dos de las letras de Rafael de León que quitan el sentío: jamás letra y música bailaron mejor juntas y punzaron con mayor fuerza la fibra sensible de las trágicas emociones primitivas: los celos, el deseo, la dependencia...
De ellas encontramos múltiples muestras, algunas consideradas excelsas, como las interpretaciones de Concha Piquer, tenida durante muchos años como de las mejores; o las de Rocío Jurado en Azabache el espectáculo antológico de copla andaluza que hizo época en la Expo 92 con un éxito absoluto y rotundo. Pero para sacarnos un poco de lo habitual, hemos seleccionado dos presentaciones poco conocidas.
La primera es una versión en cómic de Tatuaje dibujada por Nazario en el 76. La música -sin voz- pertenece a la Orquesta sinfónica de RTVE, lo que permite seguir la letra en el dibujo como si fuera un karaoke. ¡Ánimo, puedes cantar la mejor versión! Pulsa el play y entra en la historia de la copla por la puerta grande.
La segunda, es una impresionante interpretación sólo vocal, sin instrumentación alguna, que hace María José Jiménez en el espectáculo Coplas, coplillas y copletejas, que se estrenó en Madrid el verano pasado.
Pues ahí quedan: una sin voz y la otra sin música, para que puedas cantar y tararear, porque la copla andaluza es de todos y para todos.
La segunda, es una impresionante interpretación sólo vocal, sin instrumentación alguna, que hace María José Jiménez en el espectáculo Coplas, coplillas y copletejas, que se estrenó en Madrid el verano pasado.
Pues ahí quedan: una sin voz y la otra sin música, para que puedas cantar y tararear, porque la copla andaluza es de todos y para todos.
2 comentarios:
Aplaudo la reivindicación de la copla desde la biblioteca y, por supuesto, la de Rafael de León. Aquí me has dado en la diana, Doña Concha, Carlos Cano, Martirio... Por citar otra versión de Ojos Verdes, la de Concha Buika.
Pues nos alegramos y haremos caso a tu recomendación.
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