Si hace poco hablábamos sobre ser condenado a escribir un libro, hoy vamos a hablar sobre otra dulce condena, la condena contraria: delincuentes condenados a leer.
Se trata de un programa de reinserción que lleva ya funcionando 18 años en Estados Unidos. Según publica Nouvel Obs al que llegamos a través de Fluctuat, un juez comentaba con un amigo suyo lo harto que estaba de comprobar que los mismos delincuentes reincidían constantemente. El amigo le propuso comenzar un programa de reinserción basado en la lectura... y funcionó: las reincidencias bajaron y algunos reclusos consiguieron acortar su periodo de condena. Si cumplen las condiciones de lectura, ven reducida su condena, e incluso salen de prisión. No se trata de un programa de ocio, es un proyecto serio que obliga a leer y discutir sobre ciertos libros: exactamente 6 libros en doce semanas. Y va en serio: quien no cumple vuelve a su sitio anterior en la cárcel. No basta con leer, hay que discutir las lecturas en el grupo. La enseñanza dialógica, la idea del club de lectura se convierte en una sanación, en una reeducación del reo.
Tal vez este ejemplo demuestre que era cierto que la lectura nos hará libres.
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